Me gusta mucho el rol, y me encanta leer libros con consejos para Directores de Juego novatos (como yo). Dentro del rol en español, hay algunos nombres de roleros muy conocidos y alabados. A uno en concreto, lo he escuchado en varios podcast y siempre me ha parecido un pedante pretencioso que está encantado de demostrar lo mucho que sabe y lo bien que habla, aunque a la hora de la verdad sus consejos son, como mucho, un inútil brindis al sol.
El caso es que hace poco sacó un libro de consejos y he decidido darle una oportunidad. En el preámbulo, sin venir a cuento, de forma completamente gratuita, me encuentro esto:
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"Si eres una persona fascista, homófoba, lesbófoba, tránsfoba o racista, te suplico que dejes este libro en el primer lugar que encuentres a mano y te vayas a buscar alguna consulta psicológica donde te ayuden a ser buena persona, alejándote del rol hasta lograr ese objetivo. No pretendo ser un guardián de la puerta, pero en lo que a mí respecta, no te quiero cerca hasta que reconduzcas tus ideas hacia el respeto ajeno.
Este texto está escrito buscando el máximo respeto e integración en el lenguaje, y por ello verás que se emplea indistintamente los términos director de juego, directora de juego, jugadores y jugadoras, asumiendo que tanto el masculino como el femenino nos integran a todos y todas como genérico. Esta es una decisión personal mía como autor. Lamento si entorpece tu lectura del texto o si tu fidelidad a la RAE es superior a tu interés por este libro. Defiendo dar los pasos que podamos hacia una integración total en el lenguaje y la forma, pese a que los primeros nos resulten incómodos o extraños."
¿Derroición o no derroición? Reconozco que la aversión que le tengo a este divulgador me lleva a pensar que lo es, aunque no estoy seguro del todo…