Soy fan de poster de la saga Terminator desde la primera película dirigida por James Cameron y he vivido y disfrutado, en mayor o menor medida y algunos destacables baches, de todo lo creado durante estos 40 años de existencia de la franquicia.
A nivel personal para mí todo terminó con Terminator 2 y como mucho acepto la serie Las Crónicas de Sarah Connor, obviando como no podría ser de otra forma, Terminator 3.
Esto me lleva a decir claramente que la película en la que se basa Terminator: Dark Fate – Defiance, pese a querer marcar una nueva línea de tiempo o lo que ya sea la grotesca idea de darle continuidad a esta historia de cyborgs y viajes en el tiempo, también es como si no existiera para mi.
Pero es inevitable no tener que hablar de Dark Fate para entender en que punto de la historia y en que sucesos y personajes se basa este título de estrategia en tiempo real que nos trae Slitherine hasta nuestros PC.
Un futuro para la humanidad mucho más oscuro
A diferencia de la película de 2019 con la que comparte nombre y coletilla, los sucesos ocurren en el distópico futuro controlado, ya no por Skynet, si no por la IA conocida como Legion y las máquinas que están bajo el control de esta.
No hay ni rastro de Sarah Connor, John Connor o la nueva esperanza para la humanidad Dani Ramos. En este caso el protagonista es un agente de policía llamado Stevens convertido con el tiempo en el líder fundador de una facción llamada Los Fundadores (les faltaba poner Padres Fundadores para ser aún “más norteamericanamente original”).
Su propósito es hacer frente a las máquinas controladas por Legion y a otra facción conocida como Movimiento (se desconoce si el movimiento es sexy o no), que son una especie de rebeldes que no quieren ser controlados ni cambiados por nada ni nadie (tal y como cantaba Alaska).
A lo largo del modo campaña, en el que vamos a controlar principalmente a los Padres Fundadores, iremos descubriendo una historia con pocos giros de guión y sorpresas, que básicamente son un continuo tutorial a modo de misiones que van desde defensa de torres, “capturar la bandera”, limpiar zonas o rescatar soldados, entre otras.
Lo cierto es que el planteamiento es sencillo hasta para un novato o casual del género, si no fuera por lo absurda de su dificultad en ciertas ocasiones.
Un aparente mod distópico bajo licencia cinematográfica
Comentaba hace poco acerca del juego de estrategia, también de Slitherine, basado en el universo Stargate SG 1, que este parecía haber sido gestado en un principio como otro juego y que en un punto avanzado del desarrollo, se decidió añadirle la licencia de la conocida serie, incluiré cuatro cambios y lanzarlo.
Pues lo curioso es que con Terminator: Dark Fate - Defiance tenemos una historia detrás de lo más curiosa de la que aquí no es conveniente hablar, pero que si tiene como protagonista a otro juego que si lo buscáis, os daréis cuenta que resulta ser casi el mismo, con algunos (mínimos) cambios a nivel visual. Estoy hablando de Syrian Warfare.
Con este juego de 2017 creado por Cats Who Play comparte mucho más que jugabilidad y otras características, en parte porque en un principio Terminator: Dark Fate – Defiance estaba siendo desarrollado por ellos. Lo que vino después es una larga historia que tiene hasta a la guerra Rusia contra Ucrania como protagonista.
Pero como dije, no es menester hablar de ello.
Solo diré que en este caso, el juego terminado por Slitherine se siente en muchos momentos como un mod de Terminator que usa de base Syrian Warfare, algo que no es malo, si no fuera porque está más limitado en ciertos aspectos.
Una jugabilidad eclipsada por una descompensada dificultad
Desde el primer momento Terminator: Dark Fate – Defiance nos deja controlar nuestras unidades como mejor nos convenga y de una manera muy versátil, teniendo que encargarnos de reconocer el terreno para saber que es más conveniente para nosotros y conseguir la victoria.
Factores como mimetizarse con la hierba con unidades tumbadas en ella preparadas para asaltar a los enemigos, ubicarnos perfectamente para flanquear al enemigo y como no, controlar la munición, curar a nuestras unidades o reparar nuestros vehículos, son esenciales en todo momento.
Gracias a lo progresivas que son las misiones, vamos a ir aprendiendo a cómo gestionar las unidades y vehículos, que podemos hacer y que no (pese a que los tutoriales vienen en inglés todos incluso habiéndose lanzado el juego ya), pero el problema viene cuando la dificultad, sea cual sea la que selecciones, decide hacer de las suyas.
Por muy bien que planifiques todo, habrá momentos en los que el juego te apretará tanto y de una forma tan injusta, que de llegar a perder los nervios, perderás también todas tus unidades y con ello la partida. Y más vale perder cuantas menos unidades mejor, que para la siguiente misión, vamos a ir con lo puesto y aunque vamos a poder ir adquiriendo nuevos soldados y vehículos, estar en inferioridad de condiciones o perder en el camino a alguien que es vital, se nota y mucho.
Por suerte, si nos agobia mucho el modo campaña, tenemos el modo escaramuza para enfrentar en los mapas disponibles del juego con las tres facciones en encuentros de dominación o de asalto contra la IA. Algo que nos vendrá genial para entrenar estrategias.
Si esto no es suficiente, siempre podemos buscar otro jugador en el multiplayer, aunque en mi caso solo encontré una partida y el otro tipo se largó al empezar.
Apartado técnico
Cuando de enano veía el futuro distópico que ofrecía la primera película e incluso Terminator 2 o los videojuegos basados en este, me imaginaba un mundo mucho más oscuro y tenebroso de lo presentado en Terminator: Dark Fate – Defiance.
Tal y como está representado a nivel visual, parece más ambientarse en una zona bombardeada tras una guerra civil, con ciudades destruídas y sucias, pero nada angustioso o de apariencia distópica. Incluso en las zonas áridas, puede llegar a parecer que estamos en un combate militar en territorio talibán, pero para nada da la sensación de transmitirnos hasta el universo Terminator.
Solo cuando se ven las unidades de Legion (y no del todo), si que ya uno siente la imponente presencia de los cyborgs, pero el resto de facciones bien podrían pasar por militares y rebeldes o terroristas de un juego basado en la lejana Siberia (guiño guiño, codo codo)
Los sonidos resultan modestos (no molestos) y cumplen su función sin más, no terminan por resaltar en nada, como tampoco voces u otros efectos.
La música presenta una partitura que busca ser sutil con ciertos tintes de epicidad que solo lo logra cuando las archiconocidas notas de Terminator hacen acto de presencia.
El juego tiene gran parte de traducción al español, pero muchos otros textos y no cortos precisamente, siguen estando en inglés.
Conclusiones
Comentaba al principio que soy fan de poster de todo lo que tiene que ver con Terminator, pero que hay muchas cosas que obvio, incluso videojuegos.
En este caso, Terminator: Dark Fate – Defiance funciona como juego de estrategia por la base en la que se apoya y no es precisamente la licencia de Terminator que es circunstancial.
Si quieres un buen juego de Terminator, hay mejores opciones, como también las hay entre los ETR.
Por cierto, los cazatrofeos/logros os váis a ver apurados con las condiciones de la mayoría de estos. Ni uno he podido sacar "Hulio"