Me he propuesto crear este hilo de opinión como experimento.
Imagina que estamos en un balancín, en el parque. A un lado, tenemos a lo que queda de Podemos y Sumar, y al otro, a Vox. Cuando uno sube, el otro baja, y viceversa. Pero en nuestro escenario español, hay una tercera fuerza, los partidos moderados que están intentando encontrar su lugar en este juego.
El socialismo en España ha tenido sus altibajos, y muchas de sus decisiones han sido poco acertadas e impopulares. Formación de un gobierno con quien sea, bajada de pantalones para mantenerse en el poder, leyes funestas como la "Ley Trans" o "Sólo sí es sí", reírle las gracias a ex-etarras, a los que han incumplido la ley, etc.
Pero aquí es donde Vox entra en escena, con una agenda que a muchos les resulta alarmante. Vox, que llegó con un estruendo, sacudiendo el status quo y haciendo que muchos se replantearan sus opciones. El partido que materializaba el descontento de la ciudadanía, el hartazgo del socialismo, de la inmigración violenta, de la falta de respeto a nuestra cultura y tradiciones.
Ahora, digamos que eres un votante de izquierdas descontento con la gestión socialista, harto de que Sánchez se venda al mejor postor y que ve con vergüenza ajena a Irene Montero mientras gasta millones y millones en igualdad para conseguir liberar a violadores en la calle como uno de sus logros más notables. Podrías estar considerando darle una oportunidad a un partido más moderado, buscando un cambio. Pero entonces ves el auge de la extrema derecha, y te preocupas. Te preocupas por lo que podría suceder si llegan al poder y porque esos partidos más moderados que te llaman la atención necesitarán unirse a Vox para gobernar. Y de repente, Sánchez no parece tan malo, al menos comparado con lo que la extrema derecha propone.
Este miedo, esta preocupación, actúa como un escudo para el socialismo. Un elixir revigorizante. Ya no es necesario raciocinio porque está delante el enemigo.
A pesar de tus descontentos, decides que es mejor quedarte con el diablo que conoces. Y así, aunque estés descontento con el gobierno actual, el temor a la extrema derecha te hace votar por lo malo conocido, sólo para evitar que Vox llegue al poder, evitando así una transición entre izquierda y derecha como siempre ha sucedido con el bipartidismo.
Y mientras tanto, los partidos moderados están atrapados en el fuego cruzado, luchando por ser vistos y oídos en medio del ruido y la polarización.
Vox, entonces, se convierte en una especie de salvavidas involuntario para el socialismo. Cada vez que gana terreno, parece asustar a los votantes de izquierdas descontentos de regreso al redil, bloqueando cualquier posibilidad de transición de su voto hacia el centro.
Este ciclo continúa, manteniendo a los partidos moderados en una especie de limbo político, aniquilando sus opciones, como le ha sucedido a Ciudadanos, y dejando a los votantes atrapados entre dos extremos, con pocas opciones para explorar el terreno político intermedio. Y mientras, el balancín político sigue en movimiento, con los extremos balanceándose hacia arriba y hacia abajo, y los ciudadanos que sólo queremos estabilidad y un gasto eficiente de los impuestos, intentando encontrar un lugar tranquilo en el tumultuoso panorama político español.
Si lo piensas, si te pones en los zapatos del otro, quizá la mejor forma de evitar este socialismo inepto sea evitar a Vox.