Esta es una de esas cosas que irremediablemente tenía que pasar algún día y para lo que nunca he estado preparado. Lo que supone Mortadelo y Filemón en particular y el humor de Ibáñez en general para mí es algo que comprende de palabras para expresarlo.
Mis padres me llevaban de paseo los sábados cuando era niño y, como nos pasa a todos, pues necesitábamos algo para entretenernos y a modo de recompensa por hacer las tareas de la semana o portarnos bien. En mi caso solía caer un tebeo de Mortadelo y Filemón.
Muchísimas veces recuerdo no leer los textos siquiera y ver más los dibujos, las expresiones y los momentos más cómicos y con ello aprender a reírme con los típicos golpes y porrazos pero, después, también con las conversaciones, las bromas, los propios personaje, es decir, aprender a valorar y disfrutar del tebeo como tal.
A día de hoy no ha habido una figura que me haya moldeado más la faceta humorística que la de Francisco Ibáñez. La semilla del humor absurdo que plantó en mí y regó con tanto ahínco con cada entrega que leía y me compraban mis padres hasta que ya me las compraba yo, es algo que casi me parece como un gran proyecto de control mental.
Incluso mi propio estilo de dibujo siempre ha sido calcado al suyo, no sólo artísticamente sino basado en el humor. Cuando confirmé que aquello no era lo mío y luego tiré de escribir historias, el estilo cómico se mantuvo con el absurdo y personajes idiotas por bandera.
Todo encima se multiplica con su serie de dibujos (bueno, el par de series porque hubo una en los 90 pero ya otra anterior en los 70 que yo veía cuando la reponían y la musiquilla de inicio me acaba de poner los pelos de punta.
En fin, podría enrollarme todo lo quiera pero daría igual, sería igualmente incapaz de dar a entender el calado de la obra que ha supuesto la de Francisco Ibáñez en mi persona y aunque hoy me tenga que joder y asumir que el más grande del humor del tebeo español ha fallecido sin haberse llevado un reconocimiento a la altura de Princesa de Asturias de la artes, en el corazón de tantos y tantos españoles si tiene un hueco para toda la vida.