Bueno, bueno, bueno… Final Fantasy XV salió tal día como hoy hace 6 años. Para mí una decepción absoluta al nivel de FFXIII en su día, me la volvieron a jugar igual años después con la que había sido mi saga favorita desde niño pero este remate con XV fue la gota que colmó el vaso.
Y no es que fuera una decepción desde el principio, no, es que eso es lo peor. La primera parte del juego fue brutal, un terreno enorme que explorar, gráficos cojonudos, una banda sonora apoteósica, misiones y misiones para hacer… maravilloso.
Le pude llegar a perdonar que la historia se dividiera en una película, juego y anime porque, bueno, había que sacar el juego y no se podía meter todo en el juego… pero entonces llegó el momento de salir de Lucis y, tras un enfrentamiento bestial para meter un clímax del copón, todo se vino abajo.
Toda esa libertad, esas mecánicas de hacer cosas y explorar desaparecieron. El juego se convirtió en un pasillo de diferentes regiones milagrosamente hiladas para que, al menos, supieras donde estabas y que hacías allí. Fue la antítesis de los JRPG donde puedes empezar más acotado e ir expandiendo el mundo con más opciones.
Incluso le valoro es giro con el protagonista y el malo justo antes de la última parte del juego, pero el daño en mecánicas para mí ya estaba hecho. Lo terminé, eso sí, como siempre haciendo todo lo que pude para no dejarme nada pero no lo he vuelto a jugar. Ni ganas.
Ni siquiera con los parches y demás que metieron después. Para mí, la decepción absoluta de una saga que ya me lo hizo anteriormente y a día de hoy la sigo teniendo en el corazón pero no tiene el gran peso que una vez tuvo.