Hoy vamos hacer un primeras impresiones del juego Anthology Of Fear usando la demo que podéis encontrar en Steam.
Anthology Of Fear es un juego de terror de los desarrolladores OhDeer Studio y 100 GAMES que está a la venta desde el pasado 17 de marzo.
Espacios liminales
El juego se basa en situar a los jugadores en estos espacios liminares. Áreas vacías de personas, usualmente representando lugares de transición, como calles o pasillos. Generalmente, usamos este término para hacer referencia a un lugar u objeto que sirve de transición, ya sea físico o mental. En Anthology Of Fear, el término se usa de una forma magistral, haciéndonos sentir en todo momento que debemos avanzar para descubrir la verdad.
Los pasillos están llenos de puertas y recovecos que nos generan inquietud. No hay nadie, pero hay alguien al mismo tiempo. Nos encontramos con sombras que nos confirman que no estamos del todo solos. Aunque solo sea la compañía de los demonios de nuestra propia mente, no estamos solos.
Las lámparas y velas, colocadas en el lugar preciso para dejarnos ver, y que estemos ciegos al mismo tiempo, nos guían hacia adelante. Nos animan a continuar. Y nosotros nos movemos como polillas hacia ellas, buscando su seguridad. Porque, nada malo puede pasar en la luz, ¿verdad?
Queremos saber la verdad y las preguntas se van agolpado las unas sobre las otras en nuestra mente. Queremos salir de ahí y los mensajes escritos por las paredes, nos confirman que no deberíamos estar en ese lugar.
Pero al avanzar, al conseguir nuestro propósito y escapar de ese lugar que nos confunde, solo nos topamos con un lugar aún peor. Cada vez más pasillos que se van sucediendo los unos a los otros. Escaleras que conducen a más pasillos. Y puertas. Puertas que no queremos abrir bajo ningún concepto. Puertas, que de hecho, no quieren ser abiertas. Las sombras, los recuerdos, nos impelen a escapar de nuevo. Pero, ¿estamos escapando en verdad? Y, ¿de qué escapamos? ¿Qué es lo que pasó con Emily?
El mundo de Emily era el arte, pero alguien la dejó sola. Lo vamos recordando a la fuerza. Algo malo pasó en esa casa, en esos interminables pasillos, que no sabemos cómo explicar a nuestra pequeña Emily. Algo pasó que no queremos revivir, pero debemos hacerlo para saber la verdad.
Y así, pasillo a pasillo, puerta a puerta, Anthology Of Fear nos va sumiendo en su horror personal. Sin darnos cuenta, nos hayamos sumergidos en su narrativa silenciosa, en los diálogos internos que tenemos con nosotros mismos. Nosotros hacemos las preguntas y es nuestra responsabilidad responderlas.
El apartado técnico de Anthology Of Fear
El juego nos mantiene en tensión de inicio a fin. La iluminación, la sonoridad y el diseño de entorno, crean el ambiente perfecto para sumergirnos de lleno en la experiencia. Lo hemos jugado tanto con la luz apagada, solos y con cascos, que con la luz encendida, con compañía y el sonido por los altavoces. Y la experiencia es la misma, terror puro.
El título juega con elementos de terror clásicos, como la iluminación baja y parpadeante, y al mismo tiempo le añade elementos que hacen del juego algo especial. Por ejemplo, las áreas donde el tiempo está parado y los objetos flotan por doquier. La paleta de colores escogida hace que los entornos se sientan realistas. Y es quizá eso, lo que más miedo dé. Saber que estamos jugando a un videojuego de terror, que haya cosas que se sienta surrealistas, pero que al mismo tiempo, todo lo que nos rodea sea tan realista. Son zonas simples y esa esa simpleza la que hace que el título triunfe. Y que se quede en nuestra memoria tiempo después de haberlo jugado.
Los controles son fáciles de usar y las mecánicas son sencillas, recordando a juegos como el Amnesia en ese aspecto de simpleza.
La música, así como parte de la ambientación, nos evoca a Silent Hill y Silent Hill PT, lo cual ya nos pone en antecedentes, incluso antes de darle al botón de play.
Lamentablemente, la demo no se encuentra traducida al español. Pero es lo suficientemente intuitiva como para que eso no sea un problema para aquellos que queráis probar el juego.