Icono del sitio Comuesp

Análisis de The Wild at Heart: Un viaje por el corazón del bosque

Wild at Heart

Introducción

The Wild at Heart debutó en el mercado el pasado 20 de mayo del presente año como el primer título de Moonlight Kids. Nacido bajo concepto de título de aventura que recoge el concepto de exploración y combate de una saga tan querida como Pikmin. Lo que es interesante acerca de este juego es todo lo propio. Lo que no pide prestado de Nintendo o de cualquiera de sus influencias y lo que se siente valioso en su aportación, aunque esté lejos de la perfección

Pero no nos adelantemos demasiado. En parte debido a que en COMUESP aún nos sentimos y comportamos como unos adolescentes eternos que adoramos hacer acampadas en el bosque con nuestra playlist de Cindy Lauper y Joan Baez a todo volumen en el walkman mientras lloramos desconsolados al ver cómo se abre un capullo de mariposa en plena primavera (y en parte porque me apetecía escribir sobre una película de David Lynch pero me dieron esto), vemos pertinente traeros este análisis de The Wild at Heart.

¿De qué trata The Wild at Heart?

El joven Wake se escapa de la casa en la que vive con su padre tras recoger sus cosas, pero acaba perdido en el bosque al caer la noche. Por sorpresa, un espíritu se le aparecerá a Wake para anunciarle que se acaba de unir (accidentalmente) a la orden del escudo verde que protege el bosque, y que tendrá una importante labor que realizar en el bosque profundo.

Nuestro principal cometido durante el juego será explorar todo el bosque profundo mientras comandamos y gestionamos las cinco variedades disponibles de Hadalingos que iremos desbloqueando a medida que avanzamos. Estos seres cumplen una función bien marcada en nuestro avance por el mundo, puesto que no solo importa la cantidad de Hadalingos que tengamos con nosotros sino que también importa su naturaleza,  Por ejemplo: para levantar una roca grande podemos necesitar 10  Hadalingos de cualquier tipo, pero para quemar una planta dañina necesitaremos disponer de 10 Brasalingos (o Hadalingo de fuego) con nosotros para que nos realicen el trabajo.

Pese a que hay bastante historia durante el transcurso de The Wild at Heart, la recolección de elementos es el gran protagonista de este juego. Con lo que recolectemos no solo podremos invocar más Hadalingos sino que podremos edificar nuevas construcciones en nuestro refugio llamado “la Arboleda”. En estas construcciones tendremos acceso a mejoras permanentes de todo tipo; desde la cantidad de Hadalingos que podemos llevar simultáneamente hasta, incluso, la vida y energía de nuestros personajes.

Yo nunca he tenido que usar esto pero si está aquí será por algo…

Lo que siempre condicionará nuestro paso por el bosque es el paso del día a la noche. Durante el día podremos hacer todas las acciones que hemos mencionado antes y progresar en la aventura. Desgraciadamente, al caer la noche tendremos que poner un alto en el camino y encontrar un campamento lo antes posible, ya que de la oscuridad empiezan a salir seres que querrán hacernos daño. Siempre podemos escoger la noche para aprovisionarnos bien o preparar cosas si la zona está iluminada y ahorrar algo de tiempo para el próximo dia, pero eso va a elección de cada jugador.

¿Cómo se juega?

Es en esta dinámica de decisión constante de cuántos y qué tipos de Hadalingos donde reside el mayor enganche de este título puesto que, como jugadores, estamos constantemente observando secciones bloqueadas o inaccesibles pero que intentamos organizar internamente para cuando dispongamos de los Hadalingos adecuados. Siendo una aventura más bien relajada, nunca hay un gran peligro u obstáculo que nos genere demasiado estrés, pero se echa en falta un poco más de dificultad. Sobre todo cuando nos damos cuenta de que morir apenas tiene impacto en lo que perdemos y que los enemigos son todos similares.

Combatir nunca se hace tedioso pero no es el punto fuerte del juego

Volviendo al trapo de la comparación, en Pikmin hay jefes finales que ponen a prueba la inteligencia y habilidad del jugador, únicamente con su diseño. The Wild at Heart no intenta hacer frente a estas secciones, en su lugar pone toda la carne en otro asador. El juego desperdiga su complejidad en los pequeños puzzles que nos mantendrán ocupados de principio a fin. Estos rompecabezas se ven un poco más acentuados con la aparición del segundo protagonista, la joven Kirby.

Kirby cuenta con una herramienta principal similar a la de Wake y realmente solo está ahí (en lo jugable) para complicar un poco más los puzzles. Desde su aparición, los puzzles dependerán mucho más de la manera en la que trasladamos e intercambiamos Hadalingos entre ambos personajes. Además tiene una habilidad muy curiosa para pasar por sitios estrechos y es un contra punto de perspectiva muy divertido al progresar.

Resumiendo, no es que se necesite un gran nivel de habilidad para este juego pero es muy satisfactorio de jugar. Todas las acciones de los protagonistas responden muy bien a nuestro control y siempre estamos haciendo algo. Puedes compaginar pequeñas tareas realizándolas personalmente al tiempo que los Hadalingos siguen nuestras ordenes a las que han sido asignados. Esto genera esa satisfacción de autosuficiencia y colaboración que tan bien sabía crear Pikmin, pero a su propia manera.

¿Cómo se siente The Wild at Heart?

El apartado artístico es simplemente fantástico. Pese a no contar con demasiadas animaciones, los personajes están bien definidos y con un diseño simpático. El bosque en general desprende calor gracias al uso de tonalidades acogedoras, prescindiendo de píxeles. La música y los efectos sonoros no se quedan atrás tampoco. El sonido no solo crea un precioso ambiente natural con sus ríos o sus árboles meciéndose, sino que la música es también bastante pegadiza. No es que destaque demasiado, pero es más que bien recibida en la variedad que hay.

La exploración del bosque en The Wild at Heart va dividida en mapas cerrados. Cada uno de estos paisajes están bien recreados y varios poseen biomas diferentes. Estos son ya conocidos de sobra: el bosque, la zona de nieve, la zona árida… hay una variedad justa. En estas zonas podemos exprimir a cada uno de nuestros ayudantes con los diferentes elementos a interactuar. Estos lugares han sido recreados con mucho mimo, de eso no hay duda. Desgraciadamente no podemos ignorar que la presentación de estos sitios no responde a un orden lógico. Muchas de estas zonas quedan superpuestas y quedan mal incluidas en un todo.

¡Pues si que se ha levantado fresco por aquí!

¿Qué cuenta The Wild at Heart?

Con la historia encontramos una de cal y otra de arena. Lo que cuenta el juego no está mal en absoluto, pero mucha gente puede encontrar molesto lo excesivamente dispersa que está la historia en realidad. Como dijimos antes, la recolección es el principal protagonista del juego, pero este también cuenta con un fuerte drama como trasfondo que va ligado a la naturaleza de la escapada de Wake. Pese a que muchos personajes hablan y sueltan chascarrillos durante el juego, lo que de verdad importa se cuenta a cuenta gotas. Excepciones a esta regla son las que hayamos en ciertas escenas nocturnas que no desvelaré.

Si tan solo hubieran más momentos como este…

 

 

 

No es que el paso de lo infantil a la madurez en el videojuego sea algo nunca visto, pero si algo han conseguido en Moonlight Kids es plasmar la perspectiva infantil. Desde mecánicas a pequeños detalles del entorno, la forma y actitud de Wake hacia otros… la consola que recoge y atesora al comienzo del juego (que enlaza con que hayan máquinas recreativas por todo el escenario por el que Wake viaja) o el hecho de que prefiera huir de la oscuridad de la noche, antes que enfrentarse a ella. Todo contribuye al simbolismo de proceso que busca representar el juego: dejar de ser un niño. Aceptar que la vida puede ser tan salvaje, luchar y encontrar tu utilidad en la vida es lo que se llama madurez y es lo que Wake debe conseguir.

 

Conclusión

Ante comparaciones puede resultar que The Wild at Heart pueda salir perdiendo con bastante diferencia. Si nos olvidamos de eso, es cierto que el título tiene mucha simpatía que ofrecer, permite pasar un rato ameno con un planteamiento que se deja jugar con mucho gusto. Tristemente está lejos de ser grande, y la falta de ambición narrativa lleva a varios parones de ritmo que con suerte se solucionan avanzando. Fuera de eso, sigue siendo una aventura que recomiendo a todos aquellos que se hayan quedado con más ganas de aventuras del Capitán Olimar y que saben lo que este juego puede requerir de ellos (muy lejos de dicho nivel de ocurrencia y exigencia, eso si).

Pese a los momentos tensos, hasta los más peques pueden vivir esta aventura

 

El titulo está disponible para PC, XBOX, Nintendo Switch, PS4 y además está incluido en el Game Pass, razón de más para probarlo a “coste 0” como quien dice. Además, el juego cuenta con subtítulos en español latino (no castellano), por lo que se puede entender bastante bien.

[review_summary positive_heading=”Cosas buenas” positives=”Estilo artístico encantador
Progresión fluída y entretenida
Un mensaje bonito
Los Hadalingos” negative_heading=”Cosas malas” negatives=”La conexión de algunas áreas
La historia es muy secundaria así como los personajes
El ritmo decae demasiado en según que momento”]
Historia
6.0

Jugabilidad
8.0

Gráficos
8.0

Música / Sonido
8.0

Diversión
6.5
[/review_summary]
Salir de la versión móvil